Todos hemos sentido ansiedad o, en su defecto, preocupación de vez en cuando. Esto se presenta especialmente cuando una persona tiene que enfrentar algunas situaciones que pueden resultarle incomodas o estresantes como, por ejemplo, asistir a una entrevista de trabajo o exponer algo en público.
Pero ¿Por qué sucede esto? La ansiedad es una emoción muy común y normal de las personas frente a las situaciones que generan incertidumbre en la vida. De hecho, aunque no queramos creer que la ansiedad sirve de algo para nosotros, la realidad es que, bien administrada, es una emoción totalmente útil para permitirnos tener una mejor adaptación a todas las situaciones que se nos puedan presentar.
La ansiedad hace que estemos alerta, lo que nos lleva a ser más productivos y realizar nuestras actividades de manera mucho más eficiente. Pero ¿Qué sucede cuando la ansiedad deja de resultarnos una emoción útil y pasa a transformarse en un obstáculo para nuestra vida cotidiana?
Esto ocurre cuando los síntomas de la ansiedad comienzan a mostrarse sin motivo aparente o, por otro lado, si, ante una situación como las que antes nombramos, el nivel de ansiedad se dispara de manera totalmente desproporcionada.
Si uno de estos dos casos se hace presente, entonces ya se puede proceder a realizar diagnósticos. Para que una persona sean diagnosticada, generalmente se toman en cuenta algunos factores como:
- Las respuestas extremas ante situaciones que le generen emociones muy fuertes como el miedo.
- No puede controlar estas reacciones.
- La ansiedad se encuentra alterando su vida cotidiana en actividades básicas como salir a la calle, hablar con otras personas o ingerir alimentos en público.
Generalmente, las personas se dan cuenta de que están sufriendo la ansiedad cuando esta comienza a provocar angustias o daños funcionales en la vida del individuo que lo sufre. Algunos de los factores que pueden verse afectados son las relaciones sociales o familiares, el trabajo, el desarrollo personal o los estudios.
Es de vital importancia prestar atención a los síntomas para prevenir que la persona que los padece sufra crisis cada vez más severas.
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